Tras atravesar una triste circunstancia familiar, un cambio de domicilio por motivos laborales y una etapa en la enseñanza reglada con más pena que gloria hemos decidido volver con nuestra intención de criar y malcriar a nuestro hijo y a nuestro nuevo fichaje: Jana.
Jana llegó a nuestras vidas el día 8 de enero en un parto en casa realmente emotivo, bonito y que a mí, personalmente, a pesar de estar atravesando el momento más duro de mi vida tras la muerte de mi padre hace ahora poco más de un año me ha hecho reconciliarme con la vida.
Lo que nos hizo entrar al juego de la enseñanza del sistema educativo ordinario es que sentíamos que estábamos limitando mucho a nuestro hijo al habernos trasladado a un sitio en el que no conocíamos a nadie y que además está bastante alejado de un núcleo urbano como para acercarse a él sin coche y con dos niños, y elegimos un colegio rural con muy pocos niños que a priori reunía las condiciones óptimas para ofrecer una enseñanza personalizada acorde con las necesidades de los niños, pero han bastado apenas unos meses para darnos cuenta que es un colegio igual o peor que los demás, con personal escasamente cualificado para atender las necesidades de nuestro hijo, tan inquieto física como intelectualmente; que ni siquiera son capaces de permitir que un niño con capacidad sobrada y ganas de aprender pueda hacerlo al ritmo de los mayores con 8 niños que hay en todo el colegio y que han generado una ansiedad y desgana por el colegio que no es normal en un niño de cuatro años, así que después de pensar, sopesar y consultar nuevamente la gente con la que ya habíamos establecido contacto hemos tomado la decisión de cerrar el ciclo y volver a nuestra idea primera del homeschooling. Gracias Azu Caballero por atendernos y gracias Toñeta y Rosario por escucharnos y aconsejarnos.
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